Ocaso (Recojan!)

Hoy confluyeron muchas cosas para reflexionar en las pérdidas que irónicamente, uno encuentra por la vida. Siempre me han gustado los atardeceres porque a diferencia de algunos amores, son como puntos suspensivos y al otro día regresa la luz. Hace unas semanas conocí mientras esperaba en un banco a la amiga de un amigo, una joven con mucho sentido del humor que además escribía. "Enséñale algún escrito tuyo a Peter G"- le pedía mi amigo- y rescató en la papelera (o de las garras de una melancolía poderosa) las siguientes letras:

"Un cuarto oscuro, una luna en cuarto menguante,
un susurro que se pierde, una mirada extraviada,
un murmullo que interrumpe, una soledad al pie de mi cama,
unas palabras que no llegan, una en especial que no toca,
unas manos adyacentes, un cuerpo inadvertido,
una carcajada al descuido, una sonrisa que no miente,
una tarde que espera, una demora que se tarda,
un latido que no vive, un alma que no canta,
una existencia que se congela, una estampida de emociones
que emergen...y no hablan!

Aimée Feliz.-

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Para colmo de bienes, por decirlo de alguna manera, me comienza a arañar una canción de Sabina, de su última producción "Vinagre y Rosas", llamada "Ay! Carmela", una despedida de dos que se adoran, pero que saben que encaran la perspectiva de un amor imposible. Por un momento pensé en poner en negritas las estrofas que más me gustan y desistí de la idea cuando caí en cuenta de que había seleccionado la canción completa. Espero que a ustedes, les duela tanto como a mí.

Ay! Carmela

Ay Carmela, me duelen tus ojos
sembrando rastrojos
canela en la nieve.
Como dos carabelas,
tan pintas, tan niñas, tan leves.

Minifalda
con bici a la espalda
y nariz indiscreta,
poco más que decir.
Urge sobrevivir
te mereces un novio poeta

No me pidas que muera por tí
lo que queda de mí
se subasta a la mejor postora
como un parco motín
en el barco ruín de la aurora.

No me obligues a hacerte la ola
sigue sola tu camino
al fin y al cabo ni sé ni sabo
cuánto nos cobra el destino.

En los bares del foro
rompías el guión
de una peli con final feliz.
No había rubia en el coro
más loro ni más Norma Jean.

Y después de la feria y el cole,
la histeria y el miedo;
si te da por contar
hombros donde llorar
va a sobrarte una mano y seis dedos.

No me canso de hablarte
aunque pronto mi voz
suene a grano de arroz repetido
y desampararte es jugar
a los fuegos de azar del olvido.

Nada amanece, todo envejece,
plancha tu velo de tul.
Tal vez mañana a tu ventana
llamé otro príncipe azul.

Y no sé de qué modo
dejar de adorarte sin duelo
entre nunca y quién sabe.
Cuando quemes tus naves
no me pierdas las llaves del cielo.