La Tregua

De Martín Santomé para Laura Avellaneda:


Laura, te pienso estas líneas a ver si en alguna esquina del cielo te encuentras con ellas. Hoy te fui infiel con tu ausencia en la cama, pues solo ella me acompañaba al amanecer. Siempre pensé en una gripe como un inconveniente momentáneo , como un mal rato por el que hay que pasar, como los malos gobiernos por ejemplo...no como un asesino que acecha para quitarme lo más preciado, mi más bello tesoro. Ya me pasó una vez...perdí a una mujer maravillosa que no dejaba de comparar contigo, solo para darme cuenta que la maravilla puede ser diferente aún repitiendose, aún cuando yo le doble los años. Quisiera enfadarme contigo por marcharte, pero no puedo, ya me voy acostumbrando a estos adioses y bienvenidas...solo palabras de agradecimiento me quedan, pues con tus acuarelas llegaste a pintar este mundo que creía marchito y me hiciste creer que la vida y yo estábamos boxeando a ver quien conectaba más jabs de trabajos incesantes, ganchos de monotonía, rectos de aburrimiento y uppercuts de rutinas...firmé gracias a tí un pacto de no agresión. Recordé a tu lado el olor de las flores, el sabor de la macadamia y el color de los atardeceres de invierno...y ahora que no estás no me veo con más opción que rendirme, de violar este cese al fuego del tedio y el sopor. Fe una brecha reconfortante, pero es hora de que me ponga en marcha. Me monto en el autobús y doy vueltas por la ciudad...acabó la tregua, comenzó el desexilio de mis días grises.

Siempre tuyo,

Martín.

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De mí para Mario Benedetti (14/9/1920-17/5/2009):

Mario, mientras te leí...experimenté una y otra vez esa tregua, y te agradezco infinitamente por esto.

Hasta el próximo libro en el que nos encontremos! Hasta siempre!

Pedro.