Isla Hispaniola: Benel & Cailito

Más allá de "Kom u ie?" y "Como tamo", las miradas de estos niños, uno haitiano y otro dominicano miran hacia el futuro de esta isla que compartimos. Ambos viven a la vera de una importante área protegida. Benel vive cerca del Aguacate (donde está el puesto militar en la frontera) en La Selle, que no es más que la extensión de Sierra de Bahoruco en Haití, mientras Carlitos (Cailito) vive en el área periférica de la Reserva Científica de Ebano verde en el Cibao (Región Norcentral de República Dominicana). Mientras uno habita en un espacio vacío donde una vez hubo un hermoso bosque, el otro va a trabajar en el conuco fértil junto a su padre.

Es un drama difícil al que tienen que enfrentarse cada día los niños haitianos que miran el verdor y las oportunidades del otro lado de la frontera. Muchas personas entienden que nuestro país "no tiene vela en ese entierro", que no debe ser partícipe del desarrollo de Haití, y que eso le toca a las agencias internacionales. Eso es totalmente cierto si no nos importa todas la gente que murió en Jimaní a causa de las escorrentías devastadoras que convertidas en un gigantesco alud de agua y lodo inundaron esa localidad fronteriza, o si no nos importara el impacto de la desertificación que avanza hacia nuestro país. Fomentando el bienestar en Haití impulsamos el nuestro, solo tenemos que desvestirnos de ese odioso paradigma de que no podemos hacer nada...sí podemos, y debemos hacerlo, porque si bien es cierto que somos un país muy pobre no menos cierto es que Haití no tiene casi nada.

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