La pupila archivó...

“La melancolía es ese terreno hecho de sal, pimienta y poquita azúcar, donde mejor crecen las canciones, los amores, los besos y la poesía".

En el año 1987 se me pegó la canción “Así estoy yo sin ti”. La verdad era que tenía en ese momento razones de sobra para identificarme con la canción, pero lo que más me impactó fue la abundancia de símiles que casi rayaban en metáforas de lo hermosos que eran. Algún amigo se quejó diciéndome... “Muy rebuscado”, y yo sin embargo me quedé rebuscando más canciones de Joaquín Sabina, convencido de que era mucho más fácil adoptar una letra lineal y directa, fácil de digerir... pero que no era lo que yo quería.

En ese momento no había nada de “bajadera” de canciones por Internet o al menos muy poco, talvez algo de midi y para los afortunados que tenían el equipo necesario, amén de que los artistas españoles que no se llamaran Julio Iglesias, Camilo Sesto, José Luis Perales, Nino Bravo, Manolo Galván, Rocío Durcal, Braulio, Paloma San Basilio y otros del género balada apenas comenzaban a dejarse sentir. En España Sabina era un veterano, pero aquí era tan nuevo como “Hombres G” o “Los Inhumanos”. Como no encontré después de ahí muchas cosas, Sabina lamentablemente se mudó donde habita el olvido, pero solamente hasta que mi hermano (porque definitivamente es mucho más que amigo) Alejandro Campusano me habló de nuevo de él, contándome como había sido el concierto al que había asistido en Febrero de 1995 al mismo Teatro Nacional y de cómo Juan Luis Guerra había subido a cantar “La del Pirata Cojo” con él. Yo que siempre he sido un fiel fanático de Juan Luis interpreté en esta anécdota de Alex una señal de que era el momento de retomar aquella inquietud pasada y al día siguiente conseguí mi primer CD de Sabina “Física y Química” que aún hoy está entre mis favoritos, entre otras cosas por esa exquisita e innovadora canción del renco bucanero, pero también por “Y nos dieron las diez” (dos versiones, una con la inolvidable Rocío Durcal), “A la Orilla de la Chimenea” y “Peor para el sol”. Desde entonces adquirí casi todos los discos de Sabina, maravillándome cada vez más con su poesía, su sentido del humor fino y a veces cáustico, y su fuerza creativa. Mejor aún, asistí al concierto que ofreció hace ya 6 años y medio en el Teatro La Fiesta del Hotel Jaragua (acompañado entonces de mis amigos Alejandro campusano y Kutty Reyes). Sabina se botó literalmente en ese concierto, pues ahora leo que él se compara al Titanic porque su banda toca mientras él se hunde y tiene que descansar y cambiarse de ropa, mientras en aquella ocasión cuando ya la banda no daba más Sabina siguió tocando como 45 minutos más ante el reclamo insistente del público “OTRA!!! OTRA!!! OTRA!!!”. Verdaderamente una noche inolvidable esa del domingo 20 de Febrero del 2000.

Si bien esa noche pude apreciar de primera mano lo querido que era Sabina en el país, no es menos cierto que en sentido general me siento a veces solo como un poeta en el aeropuerto (usando un símil del genio de Ubeda). Lamentablemente he tenido que resignarme a aceptar que el maestro Sabina no es para todo el mundo, y me da risa ver la cara de las personas cuando hablo de él como si les preguntara que me recitasen de memoria las obras completas de Humberto Eco. “Ah, sisisí, seguro...viejo déjame llegar hablamos luego!!!”... “Se tostó el caco Pedro...piensan”, y yo en mis adentros siento una profunda pena por ellos que prefieren la letra light de algunos enganchados al género. Ricardo Arjona por ejemplo, tiene algunas canciones que acusan un asombroso parecido con algunas de Sabina, pero al menos él admite haber bebido en las aguas de su genio:

Hoy, maldigo la destreza de los que ya conoces (tu incluido) por haber escrito tanto y dejar tan poco, al ejército triste de los rezagados en el tiempo que no nos queda de otra que jugar con lo que se les fue cayendo en el camino, después de fabricarse un mundo con el ejercicio de la hoja en blanco”.

Sin pretender hacer un análisis de su obra musical (que ya de sus letras he hablado mucho y no he dicho nada...vayan y oiganlas!!!), les diré que “Joaquinito” es un gran explorador de varios géneros musicales y con una facilidad asombrosa interpreta rumbas flamencas, rock, blues, salsa, son...pónganle nombre ustedes y él lo toca, pero además lo hace hablando con su guitarra como si cada uno de estos géneros fueran su lengua materna. Ojalá algunos de los que me honran con su visita se animen a oírlo sin que se asusten con algunas de sus letras, porque les advierto que este autor no es nada complaciente y le llama a las cosas por su nombre.

Basta de escribir...ya estoy en modalidad “me voy a gozar el concierto”/ON. Ya les contaré mañana cómo nos fue a mí y a hermano José Luis Terrero, a quien no puedo dejar de citar en este momento aunque sea terminando:

"En este lluvioso día (sábado 18) con la indecisión de saber si queremos quedarnos en este país o largarnos ante la amenaza de un tremendo paquetazo y un manojo de políticos inocentes como Jack el destripador que como nunca lo atraparon era tan inpoluto como Britney Spears en 'Baby one more time", e inspirado por el acertijo que supone "la canción más hermosa del mundo", me dejo llevar por mi hermano Peter "G" cual hoja dorada en un otoño cualquiera hacia la taquillería del Teatro Nacional donde Gloria (y sin aleluya) nos atendió cumpliendo con la primera parte de nuestra promesa hecha en un caluroso viernes en casa de Teatro, de ver al maestro Sabina en su próxima visita al país. La segunda parte es asistir al Concierto...ya les contaremos!!!"