Blanco Turbi, la leyenda de Jaragua


Y como les dije, volví pronto a Jaragua, y no puedo escribir una sola crónica más sin hablar de este este guardaparque legendario, el señor Blanco Turbí, varias veces galardonado por su desempeño pero aún con muchas necesidades para poder supervisar bien el Parque.

Celoso hasta el extremo con los recursos naturales del parque, Blanco también trabaja fuertemente con la recolección de huevos de tortugas en la Playa de Bahía de las Aguilas, para incubarlos y luego liberar las tortuguitas. En el año 2002 fue merecedor del Premio "Brugal cree en su gente" por su destacada labor como Guardián del Parque Jaragua.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Tostado por el sol inclemente y curtido por el pesado discurrir de los días entre el salitre y nuestras aves endémicas, transcurre la vida de: Bienvenido Blanco Turbí... TURBÍ, como todos lo conocen, es un hombre fuerte y honesto, cortado por la tijera del pasado, modelo de hombre de los que ya están descontinuados, de aquellos leales y respetuosos caballeros, que ya están en franco y progresivo proceso de extinción.
Y es tal vez por ser una especie en extinción en sí mismo, que se preocupa por continuar realizando la labor que inició hace poco más de 30 años.

No hay que investigar mucho para saber que la difícil operación que realiza Turbí con los huevos de las tortugas, es realizada en otros países contando con múltiples recursos, (técnicos, económicos y humanos), para hacerla incluso más eficiente ecológicamente hablando. Es por este conocer lo extrema de la precariedad con la que desempeña su importantísima labor este humilde hombre Dominicano, que nos sentimos orgullosos, y tenemos la imperiosa necesidad de publicitarla, de darla a conocer a las generaciones presentes y futuras que cosecharán los frutos de su prolongado esfuerzo.

En las playas de nuestra riviera sur oeste, en el Parque Nacional Jaragua, desovan anualmente cientos de tortugas marinas: tinglares, tortugas verdes y carey; estos huevos sufren los estragos de una población pobre e ignorante, a quienes la falta de constancia en la alimentación les afecta el juicio y quienes además les otorgan beneficios proteicos y afrodisíacos incalculables.

Es por esta práctica bárbara de visitar los nidos de las tortugas y saquearlos sin compasión que surgen Blanco y su apostolado. Iniciado en la práctica de protección ambiental por un ex - funcionario del Museo de Historia Natural, hace casi 30 años, Turbí realiza su labor sin descanso, sin tregua e incorporando además a todos los miembros de su familia, ya que sus hijos varones conocen a fondo nuestros valores ecológicos y naturales, los protegen y los admiran, tanto o más que su padre.

Es por este esfuerzo individual, pero de inmensas proporciones para la ecología, la fauna y el medio ambiente, que consideramos que este hombre de brazos y piernas fuertes, corazón de roble y voluntad de hierro, merece ser visto como LÍDER y ejemplo para su comunidad y para nuestra Patria.

Y es que Turbí, sin proponérselo y de manera desinteresada, ha dado un invaluable aporte, a nuestro país e incluso a la humanidad, que no sabe la procedencia maravillosa de esa gran tortuga que de repente aparece en las arenas de Cancún, pero que nació hace años en una de las neveritas blancas de la humilde casa de Blanco Turbí, a orillas de la Laguna de Oviedo.

Quiero compartir que el pasado año, la Fundación Brugal le proporcionó a Blanco Turbí, 20 nuevas neveritas, balanza, lámpara para incubación, focos, y demás elementos utilizados por él en el proceso de control de la natalidad de las tortugas, así como un mulo para facilitar sus traslados con los huevos en medio de la noche.

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