Playa sedienta de improntas

Una de las cosas más chulas de las olas es que planchan la arena para que las poblemos de huellas. Así se muestra el futuro como yo me lo planteo, sediento de improntas. No soy de los que les gusta hacer resoluciones de principio de año, pues al menos en mi caso casi nunca cumplo. Hay una perenne que sellé en La Habana (1991) junto a mi amigo hermano Alejandro Campusano, que fue hacer al menos un gran amigo al año (con énfasis en GRAN). Modestia aparte, he cumplido mi cuota todos los años y en este la verdad es que me pasé con creces, no solo gané muchos, sino que mantuve mis amigos de siempre y recuperé otros que estaban medio perdidos. Perdí uno, tal vez dos o cinco...pero estoy conforme porque tengo mi conciencia tranquila.

Metas. Ven? Ya estamos hablando más en firme. Tengo varias, y de estas pretendo al cumplirlas llenar de huellas mi playa, pero prefiero no hablarlas en este instante...dizque se pasman si uno las externa antes de tiempo, pero sí vengo con energías renovadas y la imperturbable decisión de mantenerme en cambio constante. Ojalá no se vayan muy lejos para que sigamos viviendo estas crónicas juntos...me encantaría ver sus huellas junto a las mías.