Hemingway delira...
Ernest, has quedado inmortalizado en esta canción que Luis Eduardo Aute ha estampado en nuestros corazones. Un español embriagado de ron y mulata, envenenado por la voluptuosidad caribeña debajo de las faldas (de las montañas, claro) de los pechos de Zinc templados por la lluvia como bongós (fue techos que dije, verdad?), de los rumores de olas y alas que acarician el oído, de los azules del mar que invaden los ojos.
Comentarios
Un personaje con que me hubiera gustado compartir alguna mesa.
Un abrazo