La vida te da sorpresas...
Vinicio acababa de recibir el telegrama de su padre donde le informaba que su prometida llegaría al día siguiente y que debía ir a recibirla al puerto de Barahona. Era una noticia que honestamente le sabía a mierda. Ni siquiera la conocía bien, más que de alguna vez que la vió de adolescente en un verano que pasó en la capital, y ahora la imaginaba desteñida, gordita y con espinillas, como el recuerdo que de ella conservaba. La verdad es que él se encontraba feliz en Polo, prácticamente idolatrado y/o envidiado por casi todos los habitantes del pueblo. Su familia era dueña de fincas de Cacao y Café y luego de terminar el bachillerato en la capital de la Provincia se retiró al pueblo para administrar sus bienes. Si bien su familia se encontraba económicamente muy bien sus padres habían convenido en que se casara con una joven de la más rancia aristocracia banileja e igual que ellos, dueños de grandes extensiones de terreno dedicados al cultivo de Café.
Era un tipo elegante y buenmozo, por quien suspiraban las jovencitas al verlo pasar en su caballo negro que parecía beberse los vientos, haciendo filigranas por la calle principal. Así como era rico también era prepotente y abyecto, y miraba al resto del mundo con desdén, aún a los compañeros de colegio que sacaban mejores notas que él, e incluso a los profesores a quienes pagó y amenazó para que le dieran la certificación de bachiller sin merecérsela. Una gran debilidad tenía Vinicio...estaba enamorado de una mujer excepcionalmente particular. De nacionalidad francesa, Sophie era dueña de un cuerpo que parecía más latino que europeo, delgada pero de exhuberantes curvas que provocó la tortícolis de más de una treintena de hombres, pero además era sumamente inteligente, con una cultura general que rayaba en la erudición y políticamente simpatizaba con ideales que para muchos podían interpretarse como comunistas, pero no era más que el convencimiento que aprendió desde niña (liberté, egalité et fraternité!) en un país lo suficientemente liberal como para estar atada a prejuicios caribeños...también era maestra de la escuela rural. Era la única mujer que no le hacía caso a Vinicio, a pesar de que este le había ofrecido de todo. Estas "Calabazas" verdaderamente lo atormentaban...pero para ella, ese interés no era otra cosa que el capricho de un niño mimado que ella no estaba dispuesta a darle, pues no soportaba su arrogancia y de alguna forma sentía que siendo cruel con él y rebajándolo intelectualmente vengaba la forma en que Vinicio trataba a los demás.
- Monsieur, yo soy maestra rural humilde y soy muy liberal, pero no soy una meretriz, cosa que usted sí es!
- Como??? Pero qué coño quieres decir Sophie?
- Fácil...usted se va a casar pronto, se va a unir a una persona por interés económico y social.
- Jajaja!!! Pero si yo no necesito nada de eso, soy millonario!
- Sí, pero depende su riqueza de los precios internacionales del producto agrícola que produce y es más fácil que ustedes puedan establecer precios si las dos familias estan unidas.
- Tú siempre teorizando, déjame pasar una noche contigo por favor!
Con una sonrisa casi compasiva, se acerca a Vinicio, y deslizando su mano por el cuello, lo acerca suavemente y le susurra al oído:
- *Jamais!*
Esa era una de las vainas que lo encolerizaban y que al mismo tiempo lo volvían loco por ella. Sabiendo de los ideales de Sophie, en lugar de cambiar y hacerse más digno a sus ojos, era cada vez más cruel. Una persona en particular era el blanco de su maldad...Joan Pujol, hijo de un inmigrante catalán, agricultor, trabajador incansable y poeta que gozaba de la amistad de Sophie con quien pasaba largas horas conversando en francés...y haciendo el amor. En varias ocasiones, Vinicio mandó a quemar los cultivos de Joan, y aunque no se ufanaba de esto públicamente era un secreto a voces el odio que le tenía.
Ante la inminencia de la llegada de su futura esposa, Vinicio decide recurrir a otros medios con tal de pasar una noche con Sophie, su verdadero derriengue. Temprano en la noche visita a Mai Cacharó, una bruja que no era bruja, al menos no para todo el mundo. En el pueblo le temían pues decían que los dos perros Rotwieller que tenía en su casa y que solo soltaba de noche no eran otra cosa que dos bacás que llevaban varias décadas con ella. Como sea, esa creencia no iba a doblegar la voluntad de Vinicio para ir a visitarla y hacerle una extraña petición.
- Mai Cacharó, yo necesito salirme de este cuerpo y desandar esta noche, quiero dormir con una mujer que me tiene loco.
- Mira muchacho...lo que me pides no es imposible, pero sí altamente peligroso, a veces se cruzan umbrales de los cuales no se puede volver...
- No me importa!!! Haga lo que sea necesario!
Diciendo esto...puso cincuenta mil pesos en una valija sobre la mesa. Mai Cacharó empujó con ambas manos la valija hacia Vinicio y sonrió diciendole:
- Tu dinero no sirve para esto...lo único que te pido es que llegado el momento en que te pida un favor, debes serme devoto y protegerme.
- Sí, sí, sí!!! Lo que usted quiera!!!
- Así sea entonces...vas a tomarte un té de esta raíz de mandrágora junto a estos hongos e hierbas, y luego de vomitar, vas a sentir unas ganas inmensas de dormir. En el mismo momento en que cierres los ojos vas a traspasar un portal...podrás moverte por todo el pueblo, pero debes regresar antes de que el sol despunte, de lo contrario se va a cerrar tu portal y desandarás para siempre...y recuerda...me debes un favor.
Así se fue a su casa y cumplió al pie de la letra su encargo. No bien cerró los ojos cuando se vio fuera de su casa...dejó la puerta frontal abierta y se dirigió hacia la casa de Sophie, llegando a tiempo para verla mientras preparaba la clase del día siguiente. Se sentó a verla como embobado, feliz de tener la oportunidad de estar frente a ella sin que aflorara su desprecio. Pudo verla también mientras se alistaba para ir a la cama. Verla desvertirse fue todo un poema, y sus ojos se deleitaron en la rima perfecta de sus pechos turgentes, la fortaleza de su espalda, la belleza de su derriere, el equilibrio de sus clavículas, la longitud de sus piernas, la forma de sus torneadas pantorrilas, la circunferencia de sus tobillos, el secreto de sus muslos, la tersura de su piel, el rojo de su pelo, las azules bellugas de sus ojos, la temperatura de su cuello y la infinita hermosura de su boca respondona de la que hoy por fin podía aspirar su aliento. Quedó enternecido y aturdido y no atinó más que a dormirse a su lado, etéreo pero feliz. Despertó ocho horas después con el canto del gallo y de repente lo invadió un sentimiento increíble de ansiedad. Salió como un suspiro por la ventana y se dirigió corriendo a su casa. Casi amaneciendo, llegó al portón de su casa y extrañado vio a Joan Pujol recostado en el marco de su puerta, quien le dijo:
- Vine a visitarte anoche para reclamarte por mis cosechas incendiadas. Esperé a ver si despertabas y me serví un poco del té que habías preparado y me fui tomandolo hasta casa, te imaginarás lo que sentí al cerrar los ojos, encontrarme de pronto en mi portal y verte pasar hacia la casa de Sophie...en fin, espero que te vaya bien con tu nueva vida, porque ahora la que tenías es mía. Si te das rápido, puedes entrar a mi casa.
Y diciendo esto entró y cerró la puerta.
Sin mucho tiempo para pensar se fue corriendo a la casa de Joan con el convencimiento de que sería pobre, pero al menos sería amigo y amante de la maestra francesa, pero llegó a tiempo para ver a uno de los Rotweiller de Mai Cacharó que cerraba la puerta. Al día siguiente, Vinicio devolvía a su preciosa prometida desde el Puerto de Barahona en la Goleta "Libertad", no sin antes convencerla de que no tenían nada en común, pero que tenían todo un mundo por delante para desarrollar una gran amistad. Ese mismo día anunciaba el compromiso con Sophie en español y además en un perfecto francés. Joan Pujol sería su padrino de boda.
Pero la comidilla del pueblo era la sorpresa de la gente que veía con asombro como uno de los perros de Mai Cacharó finalmente se dejaba ver de día en el Jardín. La bruja que no era bruja, sentada en el balcón de su casa mientras se tomaba un chocolate caliente, llama con un silbido al perro que se acerca a su regazo. Mai Cacharó lo acaricia con ternura y le dice:
- Vinicito, eres tan travieso que pensé que no me devolverías el favor...Bienvenido!
Era un tipo elegante y buenmozo, por quien suspiraban las jovencitas al verlo pasar en su caballo negro que parecía beberse los vientos, haciendo filigranas por la calle principal. Así como era rico también era prepotente y abyecto, y miraba al resto del mundo con desdén, aún a los compañeros de colegio que sacaban mejores notas que él, e incluso a los profesores a quienes pagó y amenazó para que le dieran la certificación de bachiller sin merecérsela. Una gran debilidad tenía Vinicio...estaba enamorado de una mujer excepcionalmente particular. De nacionalidad francesa, Sophie era dueña de un cuerpo que parecía más latino que europeo, delgada pero de exhuberantes curvas que provocó la tortícolis de más de una treintena de hombres, pero además era sumamente inteligente, con una cultura general que rayaba en la erudición y políticamente simpatizaba con ideales que para muchos podían interpretarse como comunistas, pero no era más que el convencimiento que aprendió desde niña (liberté, egalité et fraternité!) en un país lo suficientemente liberal como para estar atada a prejuicios caribeños...también era maestra de la escuela rural. Era la única mujer que no le hacía caso a Vinicio, a pesar de que este le había ofrecido de todo. Estas "Calabazas" verdaderamente lo atormentaban...pero para ella, ese interés no era otra cosa que el capricho de un niño mimado que ella no estaba dispuesta a darle, pues no soportaba su arrogancia y de alguna forma sentía que siendo cruel con él y rebajándolo intelectualmente vengaba la forma en que Vinicio trataba a los demás.
- Monsieur, yo soy maestra rural humilde y soy muy liberal, pero no soy una meretriz, cosa que usted sí es!
- Como??? Pero qué coño quieres decir Sophie?
- Fácil...usted se va a casar pronto, se va a unir a una persona por interés económico y social.
- Jajaja!!! Pero si yo no necesito nada de eso, soy millonario!
- Sí, pero depende su riqueza de los precios internacionales del producto agrícola que produce y es más fácil que ustedes puedan establecer precios si las dos familias estan unidas.
- Tú siempre teorizando, déjame pasar una noche contigo por favor!
Con una sonrisa casi compasiva, se acerca a Vinicio, y deslizando su mano por el cuello, lo acerca suavemente y le susurra al oído:
- *Jamais!*
Esa era una de las vainas que lo encolerizaban y que al mismo tiempo lo volvían loco por ella. Sabiendo de los ideales de Sophie, en lugar de cambiar y hacerse más digno a sus ojos, era cada vez más cruel. Una persona en particular era el blanco de su maldad...Joan Pujol, hijo de un inmigrante catalán, agricultor, trabajador incansable y poeta que gozaba de la amistad de Sophie con quien pasaba largas horas conversando en francés...y haciendo el amor. En varias ocasiones, Vinicio mandó a quemar los cultivos de Joan, y aunque no se ufanaba de esto públicamente era un secreto a voces el odio que le tenía.
Ante la inminencia de la llegada de su futura esposa, Vinicio decide recurrir a otros medios con tal de pasar una noche con Sophie, su verdadero derriengue. Temprano en la noche visita a Mai Cacharó, una bruja que no era bruja, al menos no para todo el mundo. En el pueblo le temían pues decían que los dos perros Rotwieller que tenía en su casa y que solo soltaba de noche no eran otra cosa que dos bacás que llevaban varias décadas con ella. Como sea, esa creencia no iba a doblegar la voluntad de Vinicio para ir a visitarla y hacerle una extraña petición.
- Mai Cacharó, yo necesito salirme de este cuerpo y desandar esta noche, quiero dormir con una mujer que me tiene loco.
- Mira muchacho...lo que me pides no es imposible, pero sí altamente peligroso, a veces se cruzan umbrales de los cuales no se puede volver...
- No me importa!!! Haga lo que sea necesario!
Diciendo esto...puso cincuenta mil pesos en una valija sobre la mesa. Mai Cacharó empujó con ambas manos la valija hacia Vinicio y sonrió diciendole:
- Tu dinero no sirve para esto...lo único que te pido es que llegado el momento en que te pida un favor, debes serme devoto y protegerme.
- Sí, sí, sí!!! Lo que usted quiera!!!
- Así sea entonces...vas a tomarte un té de esta raíz de mandrágora junto a estos hongos e hierbas, y luego de vomitar, vas a sentir unas ganas inmensas de dormir. En el mismo momento en que cierres los ojos vas a traspasar un portal...podrás moverte por todo el pueblo, pero debes regresar antes de que el sol despunte, de lo contrario se va a cerrar tu portal y desandarás para siempre...y recuerda...me debes un favor.
Así se fue a su casa y cumplió al pie de la letra su encargo. No bien cerró los ojos cuando se vio fuera de su casa...dejó la puerta frontal abierta y se dirigió hacia la casa de Sophie, llegando a tiempo para verla mientras preparaba la clase del día siguiente. Se sentó a verla como embobado, feliz de tener la oportunidad de estar frente a ella sin que aflorara su desprecio. Pudo verla también mientras se alistaba para ir a la cama. Verla desvertirse fue todo un poema, y sus ojos se deleitaron en la rima perfecta de sus pechos turgentes, la fortaleza de su espalda, la belleza de su derriere, el equilibrio de sus clavículas, la longitud de sus piernas, la forma de sus torneadas pantorrilas, la circunferencia de sus tobillos, el secreto de sus muslos, la tersura de su piel, el rojo de su pelo, las azules bellugas de sus ojos, la temperatura de su cuello y la infinita hermosura de su boca respondona de la que hoy por fin podía aspirar su aliento. Quedó enternecido y aturdido y no atinó más que a dormirse a su lado, etéreo pero feliz. Despertó ocho horas después con el canto del gallo y de repente lo invadió un sentimiento increíble de ansiedad. Salió como un suspiro por la ventana y se dirigió corriendo a su casa. Casi amaneciendo, llegó al portón de su casa y extrañado vio a Joan Pujol recostado en el marco de su puerta, quien le dijo:
- Vine a visitarte anoche para reclamarte por mis cosechas incendiadas. Esperé a ver si despertabas y me serví un poco del té que habías preparado y me fui tomandolo hasta casa, te imaginarás lo que sentí al cerrar los ojos, encontrarme de pronto en mi portal y verte pasar hacia la casa de Sophie...en fin, espero que te vaya bien con tu nueva vida, porque ahora la que tenías es mía. Si te das rápido, puedes entrar a mi casa.
Y diciendo esto entró y cerró la puerta.
Sin mucho tiempo para pensar se fue corriendo a la casa de Joan con el convencimiento de que sería pobre, pero al menos sería amigo y amante de la maestra francesa, pero llegó a tiempo para ver a uno de los Rotweiller de Mai Cacharó que cerraba la puerta. Al día siguiente, Vinicio devolvía a su preciosa prometida desde el Puerto de Barahona en la Goleta "Libertad", no sin antes convencerla de que no tenían nada en común, pero que tenían todo un mundo por delante para desarrollar una gran amistad. Ese mismo día anunciaba el compromiso con Sophie en español y además en un perfecto francés. Joan Pujol sería su padrino de boda.
Pero la comidilla del pueblo era la sorpresa de la gente que veía con asombro como uno de los perros de Mai Cacharó finalmente se dejaba ver de día en el Jardín. La bruja que no era bruja, sentada en el balcón de su casa mientras se tomaba un chocolate caliente, llama con un silbido al perro que se acerca a su regazo. Mai Cacharó lo acaricia con ternura y le dice:
- Vinicito, eres tan travieso que pensé que no me devolverías el favor...Bienvenido!
Comentarios
Vi a Sophie, te juro que vi a sophie.
Gracias PEDRO - ME ENCANTO ! Quiero MAS !
Imaginación.. uf!! por paquete y esa melcocha que le pones a los cuentos...
Tres magnifique!!! xD
esperare....
me gusto bastante...
Me dejó una sonrisa en la cara, no por el destino final de Vinicio, sino porque el autor logra imágenes y sentimientos en quien lee este relato, felicidades Pedrito. Eres todo un artista.
Tengo que preguntarte 231 preguntas sobre la imagen... MAGO ! BUENASA ! GRACIAS ! =D
No sin antes saborear a Sophie, quillarme por la paciencia de Joan Pujol cuando sus cafetales cojían candela y adentrarme en el "consultorio" de Mai Chacarro
Que cuentazo Monsier Pierre!
Saludos!
Babarito..Genial su Magico Cuento de siempre, al igual q los comentarios de los fanaticos anteriores..Pasando por Polo, para observar a mi Barahona de siempre sin tener q abandonar lo canino de Ojos Azules!!...
Exitos,
tremenda historia, pide a gritos MAS!!!!
ayy la vidaaaa, te sorpresas, sorpresas te la vida!!!..
excelente pedrooo!!
Al ver el título me imaginé otra cosa, pero irónicamente era como el mism título decía.
Le salió el tiro por la culata al Vinicio cara de tornillo, porque en la vida todo se paga.
Gracias!!!!
Me gusta la forma en que describes cada detalle del cuento, es como un portal para adentrarte en la historia. Al menos yo tuve mejor suerte que Vinicio, ya que pude volver al portal a tiempo :)
Un abrazo Tocayo!!