Cormorán Orejudo (Trivia)

Aprovechando el pasado post de Enrique Ureña yo quisiera también presentarles a un Cormorán, llamado "Orejudo" o de "Doble Cresta". Esta última característica que le da su nombre común solo se aprecia durante el plumaje de cortejo. Su nombre científico es Phalacrocorax auritus.

La pregunta es fácil...para qué usan este tipo de aves en Japón? Por favor elaboren un poco su respuesta.

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Cierre de Trivia:

Le pedí a mi amigo Mario Arvelo Caamaño (Embajador especial ante la ONU, intelectual, escritor etc...pero AMIGO ante todo) que por favor elaborara algo sobre este particular pues sabía por su libro "Todas las luces que había asistido a una demostración sobre como pescaban con Cormoranes en Japón. Esta fue su respuesta:

Pedrito,

Gracias por recordar... vi en tu excelente blog un comentario de "Romayris" sobre los cormoranes domesticados en China y Japón para pescar. Interesante.

El texto aparece copiado debajo. La foto la tengo en un cd que ahora no encuentro (y que de todos modos tengo que encontrar, así que te la prometo para dentro de poco).

abrazos,

Mario.

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Pesca nocturna con aves

De mis experiencias japonesas hay una que fue extravagante desde antes de ocu­rrir: el embajador Ervin de León me comunicó que había lle­gado una invitación del ministerio de asuntos exteriores para presenciar la pesca del cormorán o, más exacta­mente, la pesca con cormoranes. Me explicó que el año anterior había asistido y que el ofrecimiento, de ser aceptado, comprometía al participante a costear de su propio bol­sillo transporte y aloja­miento; como en el Japón nada era eco­nómico, el desembolso sería de por lo menos cuarenta mil yenes, unos trescientos cin­cuenta dólares al cambio de entonces. Quise saber si valía la pena incurrir en seme­jante inversión, tomando en cuenta que en aquel tiempo, antes de que la deflación to­mara cuerpo, de­bía abonar mil quinientos dólares mensuales por el alquiler de un apartamento de veintiocho metros cuadrados, veinte por una entrada al cine y quince por cada cervecita. Su inescrutable respuesta incluyó precisar que aunque el hobby de toda su vida había sido la pesca, sus recuerdos acu­mulados no le evitaron el asombro. Concluyó afirmando que no había forma de expli­car con exactitud lo que sucedía en la jornada de pesca y que no me arrepentiría del gasto en dejarme caer por allí. Tuvo ra­zón.

Subvencionada por la casa imperial, una plantilla de pescadores de agua dulce es devota continuadora de una tradición condenada al olvido por las eficiencias misera­bles del mercado. Su pesca artesanal es un espectáculo sobrenatural: al caer la noche, una serie de embarcaciones artesanales con dos personas cada una toman la corriente de los ríos; una fogata de leña cuelga de un mástil con el fin de atraer los peces a la ex­traña refulgencia; diez o quince aves acuáticas revolotean alrededor, sujetas con cuer­das; la base de sus largos cuellos ha sido anticipadamente atada, de forma tal que cuando los plumíferos embuchan a los pejes, labor que hacen con avidez calculada, éstos quedan atrapados; los cormoranes son subidos a la barca con una cadencia febril para exprimir su esófago y que los peces, todavía dando coletazos, caigan al bote; tras su regurgitación, cada cormorán es de nuevo lanzado al agua para repetir la faena. Me­nos de media hora después de iniciada, la pesca ha concluido; una hora más tarde, los comensales degustábamos la captura.